sábado, 11 de julio de 2015

JUZGAR: EL OTRO CÁNCER CRÓNICO DEL MUNDO

Esto es un axioma: Únicamente Dios debería Juzgar. Y, axioma, es una verdad tan manifiesta que no necesita explicarse. Si nosotros cumpliéramos con este precepto, que sólo Dios está legitimado como creador del mundo y del universo para juzgar, ¡Cuántas desdichas, sinsabores y pesadumbre evitaríamos!

Nos instruye el Texto Sagrado ( Biblia), cuando expresa: "Lejos de ti hacer tal cosa! ¡Hacer morir al justo con el impío, tratarle como al culpable! ¡Nunca tal hagas! ¿El juez de toda la tierra no obrará según justicia? Gn 18. 25. Es claro, diáfano como el contenido de todo manantial que, al que le corresponde juzgar al mundo es a Dios.

Pensemos por un instante, ¿Qué sucedería, si nosotros dejáramos de juzgar a nuestro prójimo? El cambio en la tierra sería tan grande, que toda ella se llenaría de luz; las tinieblas insidiosas correrían asustadas con el rabo entre sus patas a esconderse en el ominoso submundo. Equivaldría, como si hiciésemos una oración universal sin orar: porque no hacer lo bueno, es lo mismo que hacer el bien. El mundo todo se convertiría en un policrómico paraíso. ¡Qué delicia y hermosura sería contemplar esto! Y sobre este mundo de colores reinaría orgullosísimo de su pueblo, Dios.

Se nos ha enseñado que la palabra tiene poder, y esto es una verdad de perogrullo: Con la boca se bendice y se maldice. Nos figuraremos en la mente el monumental poder, que debe tener la palabra malquista de millones y millones de seres, haciendo el papel de jueces y magistrados: Esto no es un cáncer crónico, es la muerte misma. Sin olvidar, que cada uno de nosotros responderemos en el juicio final ante Dios, por nuestra inocencia o por nuestros pecados.

Y por último, una recomendación especial, a todos los miembros de nuestra Iglesia ( I.V.D.), ivedeistas y teofilistas, para que propendamos, a que esta casi sentencia pierda vigencia y juzgar deje de ser un cáncer crónico en el mundo. ¡Así sea!

Las tres máximas de Milloque son:

1a.- Juzguemos nuestros actos       ... Siempre buscando la senda de Dios.

2a.- Recuerda, que hasta el necio cuando calla  ... Parece sabio.

3a.- El silencio, reflexionando en Dios --- Es una dicha inmarcesible.




EMILIO SANTANDER RUIZ ALDANA






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